Ahuyentando de mi extrañeza
las voces internas, que nacen de mis dudas,
sujeto el cordón umbilical que me une
a la espiral continua, que se desenreda
para formar el tiempo que deja sedimentos
en los cuadernos vacíos de las conciencias
recientemente descubiertas.
Se va vaciando el mar con un inflexible
gesto despreocupado, cuando ya nada importa
y el océano es una extensa mancha metálica
de agua y origen de azul y gris
sobre las frentes marchitas.
Las flores cayeron en los campos de batalla,
ya olvidados y cuya memoria perdura
en el olor a sangre y a pólvora.
Un mosquito me orbita entre la confusión
que el caos me produce y no queda
ni un resumen escrito, en las piedras
que nos contemplaron.
Escrito en Abril 2018 por Eduardo Luis Díaz Expósito."zuhaitz".
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