Lo repentino surge como de un rayo,
imprevisto y mordaz, tal vez cruel.
Más terrible es aún la agonía
que la propia muerte y a fin de cuentas
es un acto más de la vida.
Me gustaría cerrar el último acto
con un saludo y una gran ovación, tan sólo
por sentirme reconocido en cada uno
de vosotros.
Unificar todas las almas y sentimientos
en algo auténtico, compacto y tierno,
para llegar a sentirlo como brisa primaveral
en la piel.
Lo repentino es ese momento fugaz
que pasa rozando nuestras vidas
y deja una huella en nuestra memoria,
cuando los ojos se detienen
en un cercano ayer y araña todo
lo que de entrañable tiene y establece
una semejanza con la luz que nos sorprende
y brilla sobre lo alto de nuestras
cabezas desnudas de capelos y coronas.
Lo repentino carece de brillo,
porque es impersonal y cada uno
lustra su destino con almas blancas
o la pezuña negra, que camina a duras penas
entre los infiernos.
Entre un batir de alas es imposible
detectar el vuelo rápido de un maravilloso
insecto de alas tornasoladas.
Nuestra atención no está lista
para el milagro que levanta un cielo
desde la carne, sin martirio declarado,
pero con la libertad de elegir un mañana,
para plasmarlo sobre la paleta de color
de cada uno de nuestros días.
Escrito en Octubre 2019 por Eduardo Luis Díaz Expósito."zuhaitz".
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