es de noche, todos duermen, voy vagando
por las calles, sumido en mis pensamientos,
mi mente está tan vacía y solitaria, como las calles.
Un aire frío sopla discretamente, como una noticia,
tan reciente, como inesperada, que se cala en los huesos
y produce el estremecimiento de una tristeza
dentro del pecho, guardada con los suspiros
más sólidos.
A la orilla de la ría, las farolas lucen tímidamente,
recortando siluetas y abanicos breves de luz
sobre un negro asfalto mojado y algunas hojas secas
se arrastran por el suelo, como penas olvidadas.
Hay una proyección de infinitos anhelos,
que emergen en el vapor del aliento,
ante la fría noche de desesperanza
y los ojos se posan interrogantes sobre la luz
de una lejana estrella.
Mañana será un nuevo día y traerá un nuevo amanecer,
con el que construir un nuevo sueño,
hecho con las pocas quimeras, que aún nos queden
en el corazón.
Escrito en Febrero 2016 por Eduardo Luis Díaz Expósito."zuhaitz"
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