Como una nave que arriba en puerto nuevo,
estuve desorientado.
No sé si fueron las estrellas
o el fulgor puro de tus ojos, los que lograron
que amara la noche,
mezclándome en sus sombras, hasta hallar
tu boca junto a la mía, deslizándome
por tu orilla, como espuma de mar
hasta el nácar de tu cuerpo.
Escuché rumores de caracolas
y un aroma a nardo y jacinto envolvió el aire,
aproximándome a tus cabellos de alga
y misterio.
He navegado entre la nostalgia de no sentirte
y el desbordado gozo de recobrarte,
toda piel y seda sobre el velamen
de mis brazos extendidos hacia ti.
Y en esa entrega, he abrazado
todos los astros que te componen,
en una constelación de amor, que brilla
en la noche que tus ojos guardan
y el suspiro, que desde mi pecho
quedó varado en tu caderas, hasta que
nuevamente amanezca en ti.
Escrito en Marzo 2019 por Eduardo Luis Díaz Expósito."zuhaitz".
No hay comentarios:
Publicar un comentario