los huesos de quienes se sujetan a las saetas
del reloj.
Se precipitan entonces en un vacío insondable,
repleto de cáscaras de huevo que
cortan los hilos de toda existencia precaria.
Hay un sudor latente que, lentamente desciende desde las frentes
que buscan semillas, entre las aguas residuales
de los cobradores de impuestos
y sus cuerpos se deshacen, entre la química
inexacta y alegórica de sus sueños frustrados.
Nada tan incierto, como la certidumbre
de no estar presente en tu propio entierro
o en los esponsales de las urracas,
desvestidas de su plumaje.
No hay advertencias en los carteles de:
“Prohibido el Paso “porque ese paso
jamás fue efectuado y en medio de la confusión,
los profetas recortaron sus cabellos
y sus barbas, para pasar desapercibidos
entre las míseras vidas, de quienes pretenden
brillar, viviendo entre las sombras.
Escrito en Octubre 2024 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
© Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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