Quiero acuñar una moneda sin valor,
que nos permita ser felices.
Borraré en sus caras, la efigie de un dictador
o de un monarca, sustituyendo la palabra:
"Por la gracia de Dios" por " libres y al fin
felices".
Una moneda para cambiar el mundo,
sin que nos resulte tan caro,
como hasta ahora.
Que no sea circular, sino esférica
y que nos relaje al acariciaría
en nuestros bolsillos.
Que no cotice en Bolsa, ni sea moneda
de cambio en otros países, sino para asegurar
la simpatía y la dicha.
Quiero acuñar una moneda,
que no nos cause inquietud, si se pierde
por un bolsillo roto, que no tenga cara y cruz,
para que la suerte no haya que jugársela
con la moneda.
Que su brillo oculte el resplandor
de la avaricia y que se pueda
ofrecer libremente como un presente,
no como una limosna.
Que ensalce la dignidad
por encima del interés, que no se devalúen
sus valores morales y no se pueda vender
a ningún precio, porque la felicidad...
¡No tiene precio!.
Escrito en Noviembre 2019 por Eduardo Luis Díaz Expósito."zuhaitz".
No hay comentarios:
Publicar un comentario