jueves, 29 de octubre de 2015

Nube errante en tu cielo

Soy la nube que asciende por tu piernas,
detenida en el valle de tu vientre,
que busca la humedad del delta
y su selvática y enredada espesura.

Allá donde crece el árbol de la ternura,
a orillas de tu secreto río, revelado apenas,
durante el constelado orto de placer
u orgasmo sucedido en las inertes sombras.

Busco el cielo despejado, allá donde tus senos
rozan, con su diamantina cima, el suspiro
que escapa de mis labios y se eleva
hasta el balcón de tu cejas.

Miro el cristal puro de tu ojos
y en sus aguas descubro la profundidad
de tu alma.
El deseo es una gacela inquieta que busca
refugio en la calidez de tu cuerpo.

Dos lenguas que se anudan en un profundo beso
y sube hasta los oídos un rumor de alas,
batiendo el aire para refrescar y mitigar
el incendio que se produce en mi corazón 
y sólo tu boca sabrosa puede calmar
como una fruta fresca que al morderla suavemente,
gotea su néctar o hechizo de agua
al cual regreso, nube al fin,
buscando el azul de tu cielo.

Escrito en Octubre 2015 por Eduardo Luis Díaz Expósito.“zuhaitz".

No hay comentarios:

Publicar un comentario