Iré sobre un caballo loco, asido a sus crines,
con el viento de frente y la extensión del mar
bajo mis pies.
Soñando imposibles y abriendo sobre la noche
todos los amaneceres posibles.
Amando aún en la ausencia, todas las almas
que recojan su cosecha de bondad
y de las que se hayan perdido, seré la luz
que guíe sus pasos.
No soy perfecto, pero vivo
en la misma dimensión, en que se mueven
todos nuestros anhelos y comprendo
la naturaleza vítrea de cada lágrima vertida
y el ritmo que suena en el atabal
de nuestro pecho, cuando reímos.
Iré sobre un caballo loco y sobre su grupa
cabalgaré entre la austera razón
y esa traviesa locura, que hace
que nuestras vidas se llenen
de nuevos matices.
Escrito en Mayo 2019 por Eduardo Luis Díaz Expósito."zuhaitz".
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