Dibujé nuestros nombres
dentro de un corazón, en la arena de la playa
y una ola los borró.
Los tallé sobre la corteza de un árbol,
para dejar constancia de que nuestro amor
perduraría en la eternidad,
pero talaron el árbol
y nuestros nombres se perdieron
en un aserradero.
Por fin, a golpe de martillo y cincel,
grabé nuestros nombres sobre una piedra.
Pensé que el viento y agua terminarían
por borrarlos, pero al menos...
duraría más tiempo.
Escrito en Mayo 2019 por Eduardo Luis Díaz
Expósito."zuhaitz".
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