Alguna ventana se ha de cerrar, para evitar
corrientes de aire y ese repentino
cerrar de párpados, en que perdemos
la imagen durante un estornudo.
Con la velocidad del rayo se propagan
las palabras y vuelan hasta la inflexible roca
o la blanda arena, sin más motivo
que reconocer la propia voz en el eco
de otras voces.
Yerma es la austeridad del día,
que no contenga el flujo del sonido,
cuyo mensaje debe crear la solidez necesaria
para perpetuar la palabra y convertirla
en hechos, que como enredaderas,
accedan a lo más recóndito
del pensamiento humano.
Alguna ventana se ha de cerrar y abrir
los postigos del alma, a cuya ventana
se accede, al carecer de cristales opacos
y cuya transparencia sorprende
a los corazones tiernos y a las mentes lúcidas.
Escrito en Febrero 2019 por Eduardo Luis Díaz Expósito."zuhaitz".
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