Nadie detiene el paso, por la inercia misma
que la vida señala a cada segundo
de tu existencia.
La vibración es la teúrgia que va dejando
un rastro detrás de nuestros “ Ayeres”,
para alcanzar el momento justo
en que percibimos el presente.
El presente es el gran ausente, un rayo fugaz,
que en un segundo se convierte en pasado
y forma parte de un recuerdo.
Nadie detiene el paso y solamente
un pie descarnado detiene nuestro camino,
mientras su mano desnuda de juicio,
nos señala la pausa debida, ya que la vida
tiene fecha de caducidad y hay que renovar
toda experiencia, sin la prisa que esta vida
nos dicta... sino en sucesivas vidas
y en distintos estados de conciencia
y otros ámbitos aún por descubrir.
Escrito en Agosto 2019 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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