y eso causa una distracción al evitar
contemplarnos a nosotros mismos,
al menos algún tiempo.
Hacemos o procuramos hacer el bienestar
de cuantos nos rodean... ¿ Y tú?
¿ No eres también importante?
¿Te has olvidado de tu persona?.
Debiéramos ser la nube que derrama
su agua en una lluvia copiosa y a la vez,
absorber y albergar el vapor de agua,
que con el calor del sol, se evapora
y emerge.
Fluir y restaurar cada estructura
que nos conforma y define,
de manera perfecta y evitar quedarnos vacíos,
cuando nuestra empatía se está convirtiendo
en una falta de atención
hacia nosotros mismos.
Escrito en Marzo 2020 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.


No hay comentarios:
Publicar un comentario