con ojos de niebla en las calles vacías,
mojadas en las últimas lluvias y con el vapor
producido por el calor de las cocinas
de algún restaurante, que dejó
sus ventanas abiertas.
Alguien silba una canción
de notas desfiguradas y los gatos
escarban en los restos de las basuras.
Pensé que el brillo era signo de riqueza...
pero no, es el azogue triste del frío,
sobre la piel desnuda y sin cosméticos.
Los pasos suenan huecos y las sombras
cenan temprano, por temor
a las elucubraciones nocturnas del desvarío
de algún loco solitario.
Se cerraron las tiendas y los escaparates
están con la luz apagada y una persiana
metálica de rejilla, bajada.
Tintes de melancolía y borrachos
que buscan en la madrugada siguiente,
tan sólo un día, que marque la diferencia
con los anteriores.
Se hiende y se palpa la soledad,
en la angustia de las calles
y nadie sabe qué misterio encierra
con todas sus ventanas cerradas.
Escrito en Diciembre 2017 por Eduardo Luis Diaz Expósito.”zuhaitz”.
I.S.B.N : 978 – 84 – 17279 – 06 – 6
Depósito Legal: BI – 1323 -2018
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