y un sabor picante y agresivo en un beso,
en el preámbulo de una noche de amor.
Atrás dejaremos el cierzo
y la ambigua soledad, que nada transparenta
en su opacidad de negación y ceguera.
Abriremos la verja de los placeres prohibidos
y con una debida mesura desmesurada
y desmedida, hemos de disfrutar
de los frutos que se abran como abanicos
o celestiales notas, a nuestros ojos y oídos.
Caminaremos hacia una luz que no queme,
ni hiera nuestras pupilas, arrojando el pedernal
de los odios infundados y nacidos
del infortunio.
Amar no significa atar, sino liberarnos
y sentir la energía que fluye
entre nuestros cuerpos,
en una mutua entrega.
Amor es generosidad y recompensa,
por los frutos ofrecidos, cuando los besos
se convierten en sonrisas blancas
y miradas puras.
Escrito en Febrero 2018 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
I.S.B.N : 978 – 84 – 17279 – 06 – 6
Depósito Legal: BI – 1323 -2018
No hay comentarios:
Publicar un comentario