y mi corazón atrapa todos los suspiros
de mi pecho.
La soledad es la madre de todas las
ausencias, hasta que surge la magia
de una mirada o una sonrisa, que ilumina
mi camino.
Acierto a decir todos los versos
que nutren mi alma y esa porción de azúcar,
que queda en recuerdos teñidos
del ocre de las nostalgias.
El árbol susurra voces, que el viento nombra
entre sus ramas y el color viste
cada espacio de mi vida, cuando la felicidad
es esa visita inesperada, pero agradablemente
sorprendente, cuando las horas compartidas
carecen de tiempo real y nos alargamos
como un hilo dorado,
sobre las saetas del reloj.
Escrito en Febrero 2018 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
I.S.B.N : 978 – 84 – 17279 – 06 – 6
Depósito Legal: BI – 1323 -2018
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