Deberían tener un olor almizclado,
las malas intenciones y un aroma
dulce y afrutado, aquellas
que nacen del corazón, desinteresadamente.
Aromas rancios para los desengaños
y exóticos para los amores sinceros.
Aromas marinos de sal y yodo,
para los que, alejados de la mar,
sienten nostalgia en las mareas vivas
de sus recuerdos.
Aromas de nardo y muguet
para la inocencia y la amistad.
He de hallar un aroma de madera e incienso,
para el anciano que talla la madera
y apura sus días con la calma
de quien hizo todo lo que tenía que hacer,
a lo largo de su vida.
Aromas de leña de hogar, de colonia de baño
y aceite esencial de enebro, mejorana
o eucalipto.
Aromas, recuerdos olfativos, que apenas
dejan huella sobre los objetos y nuevamente
vuelven a revivir en momentos
que dejaron su esencia en nuestra memoria.
Escrito en Enero 2019 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario