que componen mi existencia.
Camino con celeridad y bebo poca agua,
así que no puedo saber el grado de pureza
del líquido elemento.
A ciegas, golpeo mi ser con constancias,
que parecen querer escapar de mi entorno,
fugitivas, audaces y a la vez, temerosas
de declararse como parte de mi huella
o legado.
Nada tengo y no soy capaz de poseer nada,
sin sentir el remordimiento de ser feliz,
aún siendo un solo instante,
sin saberse merecido.
La pena asoma desde los fríos vidrios
de la tristeza y la felicidad viene siempre
con retraso y una carga social tan grande,
que no sé si podré soportarla.
Escrito en Enero 2018 por Eduardo Luis Díaz
Expósito.”zuhaitz”.
I.S.B.N : 978 – 84 – 17279 – 06 – 6
Depósito Legal: BI – 1323 -2018
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