y triste vaso, lleno de ausencias y penas,
para que caduquen todos los malos augurios.
Seguro que alguien los depositó, sin duda,
en el fondo inescrutable de las almas,
extraviadas en un mundo de selváticas
y oscuras intenciones.
Los galápagos pueden ser cobardes
o simplemente precavidos,
el tamaño de su valor, dependerá
del grosor de su caparazón y de la estúpida
confianza que demuestren, hacia todo aquello
que pueda alterar una tranquilidad de siglos,
tal vez adquirida por fuerza de costumbre
o por derecho de herencia, extensivo
a todo ser vivo poblador de este planeta.
Escrito en Mayo 2022 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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