que encierran en su prisión
a un incauto corazón,
en una dura condena.
Penas que son lacerantes,
retornando de un pasado,
que acaso, por olvidado,
no recuerdas sus semblantes.
Y de nuevo a ti regresan
en sus formas espectrales,
entran por los ventanales
y tu mente la atraviesan.
Víctima propiciatoria
de unos pasados sucesos,
que sin cerrar sus procesos,
parecen cantar victoria.
Las penas, con su energía,
tienen su tiempo medido,
una vez que han sacudido
alguna que otra alegría.
Las penas; si ya han pasado,
es mejor no alimentarlas,
por tu bien, has de dejarlas
atrás, donde hayan brotado.
Escrito en Febrero 2023 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario