es ritual, compartido socialmente,
celebrar un encuentro preferente,
la amistad en la mesa, siempre crece.
El manjar, que en el plato se guarnece,
nos recrea la vista y sana el diente
y al gusto sibarita y exigente,
lo exquisito en la villa prevalece.
Así, que si me admiten un consejo,
sus encuentros y sus celebraciones,
en Pentxo, el buen comer es una norma.
Les invito a venir al Casco Viejo,
a gozar buena mesa y emociones.
Bilbao tiene una magia que transforma.
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