Mi vida la rige una estrella
que yo llevo en mi interior,
me sorprende su fulgor
y hace mi existencia bella.
También clava sus aristas
puntiagudas y tenaces
siempre que el dolor renace
sin que apenas lo resista.
La estrella guía mis pasos
y en mis escasos aciertos
satisfechos y cubiertos
quedan mis grandes fracasos.
Su luz, a veces me inunda,
es grata y reveladora
y otras veces, cegadora,
siento su fuerza iracunda.
Debo mirar su destello
con la brevedad del rayo
y no cometer el fallo
de ceder a su atropello.
Si no, por su luz cegado,
mi vista se debilita,
cuando más se necesita
de su brillo esmerilado.
Escrito en Julio 2019 por Eduardo Luis Díaz Expósito."zuhaitz".
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