Me guían tus pasos firmes,
tu voz calmada y serena,
merece entonces la pena,
amarte antes de irme.
Me gusta la arquitectura
de tu cuerpo y de tu alma,
pues se presiente en la calma
su más sólida estructura.
Soy fiel a lo que yo siento
y no puedo equivocarme,
ni pienso, que limitarme
sea mi apoyo y mi asiento.
Te presiento toda amor
y una gran mujer, que vela
desde su justa cautela
su canto de ruiseñor.
Porque el amor no es un juego
y hay que seguir su verdad,
siendo fiel a su bondad
y no arrepentirse, luego.
Ese suspiro que exhalas,
cuando estás enamorado,
te eleva hasta los tejados,
volando sobre sus alas.
Escrito en Julio 2019 por Eduardo Luis Díaz Expósito."zuhaitz".
No hay comentarios:
Publicar un comentario