Llegué a tener varias tentativas de suicidio,
asqueado de mentiras, de desamores
y traiciones.
Decidí buscar respuestas
más allá de la muerte, pero algo me unía
irremediablemente al vacío de esta vida.
La "gente normal" me aconsejó
ir a un psicólogo o a un psiquiatra.
El psicólogo me hizo rellenar un test
tan ilógico, que pronto descubrí,
que su salud mental estaba peor que la mía .
El psiquiatra en cambio, me inyectó
grandes dosis de hipocresía,
tomar tres veces al día, unas cápsulas
para mentir y elucubrar en mi mente
falsedades, bulos y chismorreos.
Después de largas sesiones me convenció
de que el amor sólo se mueve con el motor
de la avaricia y los intereses de poder
y económicos. Todo lo demás son producto
de mis fantasías febriles, a pesar de tener
la certeza de observarlo en mi entorno,
para después sufrirlo en mis propias carnes.
Ahora soy " normal ", carezco de sentimientos,
ya no creo absolutamente en nada,
no soy feliz y " vivo" una vida...
que es peor que cualquier muerte imaginada.
Escrito en Julio 2019 por Eduardo Luis Díaz Expósito."zuhaitz".
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