y requiere concentración, para hallar la luz
entre traslúcidos visillos.
Las piedras se oxidan en los bolsillos,
cuando carecen de utilidad
y son desahuciadas de los caminos
o apartadas de su origen en las montañas.
Se escuchan rugidos detrás de
las densas nubes, sonidos secos y amplios,
tal vez cañones celestiales o ecos aumentados
bajo la bóveda celeste.
Las gotas de lluvia caen como grano
aventado por el viento y un susurro lejano
se acerca, para intimidar nuestros oídos.
Una mano detiene el paso y los ojos vuelan
hacia el lugar, donde las mariposas son libres.
Descubrir este misterio y desvelar
la autenticidad de todos los ritos ignorados,
es retornar como adolescentes vencidos
por falta de experiencia, nuevamente al hogar,
a esas cuatro paredes que conocen
nuestras voces y nuestras presencias.
Sentirse protegido es ese sentimiento
de volver de nuevo a ver el sol …
A pesar de la niebla.
Escrito en Diciembre 2021 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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