a la apatía del ánimo sin futuro, ni destino.
El camino es arduo sobre las inertes piedras
y el corazón comienza a ralentizar
el ritmo de sus latidos.
Se pierde hasta la desesperación, cuando ya
nada se espera y brota un cúmulo
de inexactitudes, de las cuales ningún reloj
tiene conocimiento.
La entrega es total, al vacío de todo
cuanto soñamos y no logramos conseguir.
En cada amanecer, las gotas de rocío
agonizan bajo un sol inclemente, pero ya…
Nada importa.
Escrito en Diciembre 2021 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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