como se plasma una pintura en el lienzo
de nuestra mente.
Los oídos sienten la seda de sus notas,
en la balada y el ritmo de su desenfrenada
alegría en sus canciones.
Los teclas del piano vuelan entre los dedos
del pianista.
Arpegios, cascadas de luz y de sonido,
armonías que llenan de poesía,
un silencio tímido e impreciso, cuya voz
cobra otro color y sentido, con el sonido
que majestuoso, se alza
como la cresta de una ola, a punto de romper
sobre la arena de la playa.
Escrito en Noviembre 2017 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz “.
I.S.B.N : 978 – 84 – 17279 – 06 – 6
Depósito Legal: BI – 1323 -2018
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