donde antes, vida brotaba,
hoy es una herida amarga
de madre desconsolada.
Toda la estepa ucraniana,
viste de negro, enlutada,
llora la ausencia y la muerte
por la sangre derramada.
Las voces se han silenciado
sobre la tierra callada
y brotan claveles rojos
tiñendo pechos y espaldas.
Tanta guerra, tanto cieno,
por lágrimas derramadas,
que el cielo ha quedado seco,
en medio de la batalla.
Nómadas de cuerpo entero,
sobre una tierra humillada,
intereses de unos pocos,
voluntades desangradas.
Martillos que forjan armas
y hoces en vidas sesgadas,
el cielo es ala de cuervo
en la tierra abandonada.
Nadie quiso que esta guerra,
fuera en tierra profanada,
nadie ha querido esta guerra,
ni por odio, ni por nada.
Escrito en Julio 2022 por Eduardo Luis Díaz Expósito.
No hay comentarios:
Publicar un comentario