El débil barro se hace fuerte, convertido
en adobe y se mastican rosas de sangre,
que fluyen como un rubor en las mejillas.
Hay una notoriedad ambigua de palabras,
diluidas en un silencio amortajado
e irrumpen risas desordenadas,
desde la alacena que guarda las sonrisas
infantiles, que perdimos en el fondo
del baúl de nuestros recuerdos.
Intento recortar las siluetas sombreadas
de todas las ausencias, recorriendo las aceras,
antes transitadas en mi juventud, y ahora
desérticas de voz, con un poso de polvo
y nostalgia en nuestras conciencias.
Escrito en Julio 2022 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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