aporta el oxígeno para que se consuma.
Los recuerdos son las cenizas que quedan
en el poso de nuestras memorias
y como un río caudaloso desembocan
en una paz o remanso de inmenso piélago.
Todo impulso termina por detenerse
y el tiempo limita su cadencia, cuando ya,
se detienen las nubes o dejan de girar
las hojas movidas por el viento.
La vida arde en un crisol, donde se funden
alegrías y penas.
Se recorren todos los espacios que habitamos
y nos habitan, y en la última morada
hay una nave esperando, para llevarnos
a un desconocido lugar, donde no sabremos
que nos deparará el destino…
Si este mar de vida volverá a arder
o se difuminará,
arrastrado por sus propias corrientes.
Escrito en Julio 2022 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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