que beben del alma herida.
Besos cárdenos, donde aflora la sangre toda,
pero no sangre reciente y limpia, que brota
del impulso del amor más puro,
sino sangre del coágulo que fermenta
en el odio, o ese dolor que persiste
en la memoria y nos agita en una vorágine
de angostas tristezas, que van enquistándose
con el tiempo, cuando el perdón ya no es
suficiente, porque todo el amor se desvaneció
entre las sombras.
Escrito en Julio 2022 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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