las primeras gotas de rocío,
los venablos dorados, que desde el azul,
atraviesan las verdes praderas,
dejan un destello diamantino e inoculan
la calidez del momento, en un renacimiento
a la vida, tras un sueño profundo
en el letargo de la noche.
Hay brillos constelados, como leves recuerdos,
en las trasnochadas constancias.
La pesadez del párpado, se abre hacia
un nuevo horizonte.
Se muestra como una tímida sonrisa,
que va despuntando a medida que el día
abre de par en par, su pupila azul.
Toda una promesa de luz, para disolver
las brumas matutinas y las nocturnas sombras,
formando un acorde perfecto,
bajo la vertical perpendicular,
que el Sol proyecta sobre todas las criaturas
que habitan la Tierra.
Escrito en Julio 2022 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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