empuja hacia los márgenes, en una
búsqueda infinita, de esa felicidad,
que en su ausencia buscamos.
¡Oh corazón hecho de angustias!
Has bebido en los manantiales de la amargura
y acaso ignoras, que tu boca
debiera limpiarse de los restos acres
que fermentaban en tus labios.
Si, en ellos, en esos labios pródigos
al beso fácil en el agua retenida,
carente de un caudal vivo que refresque
tus ansias de agua vívida, cuando apenas,
sin detenerte, has libado
en la estática superficie, cuando todo
ha de fluir sin detenerse.
¡Vida! Caudal que se precipita
hacia un vacío vertiginoso, para desembocar
en una calma de paz y silencio,
antes cascada en transparentes cabellos,
durante su adolescente paso
hacia una estancia sin sombra, cuya superficie
atesora la luz que emana de su vientre.
Sol apenas líquido, entregado a la caricia
de tu superficie.
Corazón todo, último reducto de una emoción,
que salta desde su altura, hasta que la calma
invade su tejido por completo.
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