a veces es un encuentro, que se inicia
enlazando eslabones de palabras
o enhebrando miradas conjuntadas
en dos retinas.
Se toma una dirección cualquiera
y surge una causa, cuyo movimiento
es semejante al que agita nuestras ideas
y pensamientos.
La Magia se produce en las tangentes
de lo que parece imposible, sin serlo.
En ese roce inocuo de sensibilidades,
la conversación toma un nuevo impulso
y se derrite la cera de las máscaras.
El alma se abre ante la sinceridad
y la confianza alcanza todos los márgenes
que se van abriendo ante nuestros ojos.
No hay estridencia en la voz
y el ave que traza las sonrisas, se eleva
en álgido vuelo.
Las mieles de la emoción, se muestran en dorados ríos, que el benigno sol,
templa en el carácter, sin producir humo,
ni ceniza.
Bajo la esfera celeste, las horas son hogazas
que se comparten en un tiempo, donde se sacia el hambre de amistades y de encuentros.
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