y el árbol que me invita, por cercano...
lo siento como amigo y como hermano
y entre sus ramas pienso y reverdezco.
Amante de la tierra y su aspereza,
amigo de la lluvia y los torrentes,
los ríos son sus venas, sus afluentes
los guarda con su savia en su corteza.
Y brota como sangre renacida,
en un verdor, que al cielo purifica
la lluvia tras su manto clarifica
un musgo sobre tierra agradecida.
Mi madre tierra, donde se renace,
tierra donde se rompe el horizonte,
allá diviso el mar, lejano el monte
y bruma bajo el sol, que se deshace.
Madre tierra, que muestra un seno inerte,
Útero y entraña que da la vida
y una vez, la tengamos consumida
nos abraza, amorosa ante la muerte.
Escrito en Agosto 2020 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario