de un estremecimiento en el vacío.
Acaso, una emoción sea
un segundo de agitación entre una pausa
y otra.
Un espacio que huye de la memoria
e incontroladamente escapa, produciendo
una viva marea, que bate sus olas,
como alas desprendidas de un ángel caído.
El cieno de la inmovilidad, deja entonces
al descubierto, el agua subterránea que fluye
secretamente en el interior de las cavernas
del alma, cuando ya es inevitable
una recesión de las voluntades
y todo fluye, como consecuencia
de una válvula de escape,
en un cúmulo de pensamientos, que buscan
la libertad de expresarse en la palabra.
Escrito en Agosto 2020 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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