y atrapan mi mirada,
creciendo el deseo carnal, hasta perecer
entre tus párpados.
Tu sexo es DIONAEA de embriagador aroma
y en la proximidad, se cierran tus labios
y tus muslos, sin dejar escapar ni siquiera
un suspiro.
Tu sangre se yergue y es un impulso
exultante, ramificado
en pétalos de SARRACENIA PURPÚREA,
que brota desde el interior del misterio
que tu piel esconde.
Tan sólo a veces, mi NEPENTHES,
de fálica forma, entra en comunión
con tu secreta naturaleza
y al pertenecer a tu mundo,
evito ser fagocitado...
por mi botánica condición.
La carne es débil y los apetitos crecen
entre el boscaje de una selva ignota
de múltiples peligros insospechados.
Escrito en Agosto 2020 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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