de atrapar copos de nieve con la lengua.
La lluvia deshace sus cristales en báculos,
que pierden su consistencia
sobre el asfalto.
La acidez de las lágrimas se condensa
en cada nube que explota, ante el frío gris
de la inercia de los vacíos y las cuencas
apenas aportan color a las salpicaduras
de agua, mientras la vida se deshilacha
en una madeja de ausencias,
en el último febril intento de atrapar Mayo,
cuando la nieve se ha deshecho
y el humo se solidifica en las paredes viejas.
Se ramifican las palabras y se desmigan
las últimas filosofías, pues las han privado
del valor que tenían, convirtiéndolas
en simples anécdotas, que traspasaron
un tiempo antiguo, para ir a morir
en el triste epitafio de una tumba
abierta y vacía.
Es esa la cualidad de las mentes,
que no han renovado sus votos de crecer
en el conocimiento y el brillo
de una inteligencia, que perece
bajo un cielo enajenado, carente de neuronas.
Escrito en Agosto 2020 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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