de fuego, agresivo, impío y constante .
Su naturaleza consume, todo cuánto toca
con su cristal de quimeras, ardiendo
en un deseo que se desborda de tiempo
y medida.
Todo queda en el ascua de un anhelo,
que va avanzando entre las llamas
que originaron su pasión.
El amor no fue tan sólo, un sello de gratitud
y no impide la propagación del ímpetu
que va arrasando todo atisbo de razón.
La razón perdió sus pies y sólo avanza
un deseo, condenado a extinguirse,
como la llama a falta del oxígeno necesario
para sustentar su ígnea figura.
Escrito en Agosto 2020 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario