de una razón en desuso
y sacudo con mis manos el óxido
de una quietud inerte, que se apodera
del dinamismo de la alegría.
Soñar no es sólo construir castillos
en el aire o burbujas de vidrio soplado,
ante la iridiscencia que produce
la luz del sol, en su cristalino cuerpo.
Es creer y poner en práctica
la remota posibilidad de salir de una prisión
de rutinas incendiarias, para satisfacer
la sed de libertad, que se encoge
ante el temor de un fracaso anunciado.
Es domar el monstruo que habita
en el subconsciente, para que fluya
sin prejuicios, las corrientes de la imaginación
y crear un mundo sin límites,
con la justa medida
de ir ampliando horizontes o borrarlos todos,
porque nunca lució tan fuerte el sol,
como cuando logramos disipar
las densidades de toda niebla acaecida.
Escrito en Agosto 2020 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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