mi abuelo me decía convencido,
que sólo en mi cabeza había crecido,
virutas de madera, que es chirlora.
Los pájaros fugaces he sentido
volar, cuando imagino grandes sueños;
de ninguno de ellos somos dueños,
en cambio, en mi cabeza hacen su nido.
Con la imaginación vencí mi pena,
mas, otras transcurrieron por mi vida,
proseguí por intentar sanar la herida
o llevar sobre la espalda mi condena.
Así fui forjando mi persona,
en un refugio de alta celosía
creciendo en mi sentir, la poesía
y es una decisión, que aún me impresiona.
Se dio tal vez, la mágica ocasión,
de abrir mi mente a nuevas perspectivas;
mi mundo se colmó de expectativas,
nacidas desde mi imaginación.
Escrito en Abril 2022 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario