la puesta en escena provoca nerviosismo
e inseguridad.
Se vacían los pulmones por la agitación
de los latidos de un corazón, que desea
salir y manifestar su pulso,
sobre el escenario vacío.
Luego llegan las voces, las inclementes voces,
que como ríos, discurren en sonoros murmullos, hasta que las luces se atenúan
y la escena se llena, cuando los actores
salen entre bambalinas.
Escrito en Abril 2022 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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