jardín en flor, fué tu lecho,
dar la vida es tu derecho
y en tu vientre vas tejiendo.
La vida, por conseguida
y engendrada en el amor,
nos enseña que el dolor,
cierra luego sus heridas.
Madre, de tu amor nacemos,
retoños, flores de vida
y en la inocencia perdida,
desde tu claustro, crecemos.
De manera muy sencilla,
buscando aquello que fuimos
y que de nuevo sentimos,
como en la flor, su semilla.
Madre, que nada termina,
para bien o para mal
el cordón umbilical
nos dió un amor, que germina.
Madre, vivo en un mundo aturdido,
mas, siento tu amor cercano
cuando siento que tu mano
es más grande que mi olvido.
Escrito en Junio 2016 por Eduardo Luis Díaz Expósito." Zuhaitz".
No hay comentarios:
Publicar un comentario