lunes, 20 de junio de 2016

Temerosos del destino

El viento silba con tristeza,
a través de las calles suicidas,
una angustia de vidas perdidas 
en un golpe de helada crudeza.

La piedra quebrada en el tiempo,
noctivaga, muda, enmohecida
con el frío que siente una herida
y el dolor que se nutre en  su asiento.

Una espada de nieblas difusas, 
transparencias de gasas y tules,
sobre un gris de marchitos azules
y una voz temblorosa y confusa.

El alma, un ciprés que se eleva
en plegaria por todos los muertos,
el futuro es aciago e incierto
y el presente al recuerdo lo anega.

En la lágrima brilla una ausencia,
que nos llena de angustia y de frío,
sopla el viento huraño, con brío,
sobre tumbas de nuestra conciencia.

Temerosos del destino y nuestra suerte,
malgastamos la vida que nos huye,
cuando todo se escapa y nos fluye,
a un encuentro, sin freno hacia la muerte.

Escrito en Junio 2016 por Eduardo Luis Díaz Expósito."Zuhaitz".


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