surge clara, una luz que nos alumbra,
disipando un penacho de penumbra,
y olvidando el camino desandado.
Un camino que dejamos en el trecho,
mientras queda esclarecido el horizonte,
más allá de las laderas de los montes,
o el torrente desbocado en su barbecho.
Más allá, porque la vida es avanzar,
descubrir nuevas fronteras, franquearlas,
nuestro afán y nuestra apuesta es admirarlas,
hasta el punto donde se unen tierra y mar.
El presente es la emoción, que por seguro
nos aboca a la aventura del momento,
sobre el aire va quedando nuestro aliento,
mientras se abre paso a paso hacia el futuro.
Escrito en Agosto por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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