alzándote sobre las altas barandas
del cielo.
Flor acaso, descuidada en su belleza,
ante un calor que marchita la lozanía
y frescura, que la juventud atesora.
Fuiste incentivo en el amor, por un brote
de pasión, que brotaba
en cada pecho enamorado, al contemplar
tu belleza.
Ornato del viento, tus cabellos dibujaban
esferas infinitas y el vuelo de tu falda
era una insinuación, que trepaba
desde tus tobillos, hasta tus muslos.
Hubiera preferido la dulzura de tu voz
o la caricia de tus manos.
Permanecería tu imagen intacta, ya que
lo que brota desde los adentros, no lo marchita
ni el tiempo, ni la luz.
Ahora, huyes de los espejos, pues piensas
que traicionan la imagen
que de tí misma tienes.
Escrito en Agosto 2021 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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