un tenue brillo luminoso,
en el ascua de la ilusión y permanece
en la espera de que soplen nuevos aires,
que aviven el ánimo dormido entre cenizas.
Nada perece, si en la memoria,
su imagen brilla, límpida y pura.
Allí no envejece, permaneciendo
bajo la protección de nuestro cariño.
Las nieves del tiempo no alcanzan
las cimas de nuestros pensamientos
y en nuestras almas hay una temperatura,
con la calidez de un aliento perenne de vida
o una voz melodiosa, que se hace eco
de nuestro amoroso verbo, al expresar
el amor que sentimos.
No se apaga nada, sino el ánimo,
cuando el frío hace nido en un corazón,
que ha perdido la esperanza.
Escrito en Agosto 2021 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz
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