que tratamos de captar con la premura
dependiendo sólo de la envergadura
que tracemos en las fuentes del destino.
El acierto es esa casualidad,
que se da, cuando ya nadie se espera,
una frase o una palabra lisonjera,
que se muestre en nuestra propia realidad.
El acierto es la sorpresa, que enfundada,
se descubre ante unos ojos sorprendidos,
como voz, en un único latido
y que suena en la canción desesperada.
Un acierto, sobrevive ante el temor
de pensar, que nada pueda ser posible,
en un pulso que sorprenda, imprescindible,
porque vence todo atisbo hacia el error.
Y es que siempre queda un cielo al descubierto,
que incentiva nuestra vida y nuestro paso;
si pensaste solamente en el fracaso,
está claro, que tu error diste por cierto.
Y no hay nada que se mueva en el molino,
que no cese, cuando el agua haya mermado;
si la fé, alguna vez te ha abandonado,
no decide en absoluto tu destino.
Escrito en Marzo 2022 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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