que coronan el entendimiento,
sube la angustia, cuando se precipita
la fría nieve en el ánimo, y la tristeza
se hace sólida y hiere los contornos
del alma.
El corazón siente una ascensión, en la marea
de las emociones y las lágrimas
se desbordan de su cauce, haciendo surcos
en el rostro.
Tan sólo las piedras son capaces
de disimular, en su callada presencia de siglos,
ante el viento, el agua o el hielo …
ese dolor que se trasmuta en apatía,
con una solidez que se va desgranando
en el tiempo y nadie es capaz de percibirlo.
Escrito en Marzo 2022 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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