sobre llanuras y valles
y es posible que la halles
en un árido desierto.
Nadie sabe de su suerte
y como un eco retumba
sobre una vacía tumba,
a la espera de la muerte.
Sus huellas, las borra el viento,
pues la vida, en un segundo,
termina y cae muy profundo…
basta un precario momento.
Camina y no se detiene,
cierra a una vida su paso;
resurge desde el fracaso
y otro instante, la entretiene.
Otro pulso que suscita
a la vida, su inquietud,
pues el pulso es su virtud
y en la muerte resucita.
Vida, muerte y sensación
de que la vida, por plena,
en las edades se quema
hasta su resurrección.
Escrito en Marzo 2022 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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