de amor, que entre tus labios se prodiga,
no es bueno que yo te lo mendiga,
aunque duele tu ausencia en desvarío.
Soy afluente de tu amor, inmenso río,
que a la par, en mi suspiro desemboca
y me muero por rozar tu linda boca,
en un beso, porque quiero hacerlo mío.
Que me faltan tus labios, para hallar
el oxígeno que de tu pecho brota
por amor y en tu superficie flota,
un anhelo que se extiende en su ancho mar.
Amores, son los ríos de la vida,
que en sus aguas febriles y agitadas,
buscarán esa quietud, porque su amada,
le brinda esa virtud desconocida.
Al amar, su alma se sosiega,
y el ardor en la pasión, se le demora,
aquel que sin remedio se enamora,
ya vive en su verdad y no le ciega.
No ciega el delicado resplandor
que nace en el amor, a cada instante,
pues brillan a la par, ambos amantes
y es cálido el reflejo de su amor.
Escrito en Febrero 2022 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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